por Macarena Rojas Abalos
“Te vas quedando y se te van dando oportunidades que son más difíciles de tener en Chile”
Cuando se le pregunta cuantos años lleva en Estados Unidos Carolina se demora en contestar: “Al parecer más de 18”, dice titubeante. Lo que en un principio serían unos años de estudios en Nueva York se convirtieron en el desarrollo de una vida académica.
Bioquímica de la UC, decidió ir al Mount Sinai School of Medicine (MSSM) en Nueva York a estudiar su doctorado, lugar en el que se quedó para realizar su postdoc y cinco años adicionales con el cargo de profesora asistente no “tenure track”. En 2010, después de ganarse tres grants del NIH (National Institutes of Health), deja NY para radicarse en Philadelphia en la Universidad de Pennsylvania, donde es profesora asistente y tiene su propio laboratorio. “Lo más difícil de estar fuera es la familia, porque el tipo de interacción que uno tiene como Latinoamericano en general, es muy distinta”, admite.
Su pasión es la inmunología, tratar de determinar cómo los organismos superiores se defienden de los virus, en particular de los virus que afectan el sistema respiratorio, como el virus de la influenza y sincicial: “Mi laboratorio se preocupa de entender los mecanismos que tiene el cuerpo para defenderse y a la vez cómo los virus manipulan esos mecanismos para poder sobrevivir”.
¿Qué significa para ti haber recibido Grants?
¡Es algo que me tiene muy orgullosa! Acá hay una competencia tremenda por la obtención de fondos para hacer investigación. Mi último proyecto es un Grant interno de la Universidad de Pennsylvania que ayuda a partir con proyectos nuevos y con ideas que estas tratando de probar en una etapa temprana. Te permite arriesgarse con preguntas interesantes pero que todavía no tienes suficientes datos para justificar una aplicación en el NIH que es la fuente principal de financiamiento.
Volviendo a los inicios de tu carrera, ¿qué te impulsó a estudiar Bioquímica?
¡Siempre me gustó la investigación! En el colegio me gustaba todo y me iba bastante bien, pero yo tenía claro que las humanidades no me motivaban, pero tampoco sabía qué podía mezclar matemática con biología. En 4° Medio tuve un momento de iluminación cuando la orientadora del colegio me mencionó que existía bioquímica. Imagínate, yo estaba en un colegio en Antofagasta y el puro hecho que dijeran que existe una carrera científica me hizo darme cuenta de que eso era exactamente lo que quería! Poder hacer las preguntas básicas, entender cómo funcionan las cosas y ojalá poder aportar en algo a la humanidad, ¡eso era lo que quería hacer! ¡Eso era lo que estaba buscando!
Mirando tu historia podríamos decir que tuviste dos grandes desarraigos, el primero fue dejar Antofagasta y el segundo erradicarte en EE.UU.
Y tuve otro más porque nací en Santiago, viví ahí hasta los 12 años y cambiarnos a Antofagasta me sacó de toda rutina, probablemente por eso el cambio a EE.UU. no se me hizo tan difícil.
La idea de venirse es dura, hay que adaptarse al total despego de tu gente y el tener que volver a entablar relaciones sociales que sean duraderas, eso cuesta. Son eventos que van forjando tu personalidad. Pero el riesgo de venirse y aventurarse no fue un tremendo problema ni una gran decisión, era algo que con mi marido queríamos hacer para aprender y eventualmente íbamos a volver.
¿En qué momento cambio esa decisión?
Nos vinimos en busca de posibilidades. Yo quería seguir estudios en un área en la que había muy poco desarrollo en Chile, que es la inmunología, por lo que buscamos donde poder seguir formándonos. La idea inicialmente era venirse a hacer el doctorado y luego volver, pero te vas quedando, se te van dando oportunidades y empiezas a ver que son más difíciles de tener en Chile.
Nosotros tuvimos la posibilidad real de volver, de hecho después de hacer el doctorado mi marido encontró un trabajo fenomenal en Chile pero yo no logré encontrar algo. La recomendación que recibí de colegas en Chile en ese minuto era simplemente “vente y buscas una vez que estés acá”. ¡Pero eso es algo absolutamente absurdo! La expectativa de que uno se vaya y se arriesgue es muy poco apropiada, porque acá uno tiene la posibilidad de quedarse y de desarrollarse científicamente.
¿Por qué crees que pasa eso? ¿Falta un sistema que incorpore al Capital Humano Avanzado que se forma en el extranjero?
No sé por qué pasa, no tengo una buena explicación pero pasa mucho. Hay mucha gente que vuelve a Chile luego de sus doctorados y no tiene donde insertarse. Uno va al extranjero con la idea de aprender y hacer buena ciencia para desarrollar eso en su país, pero cuando estas acá te das cuenta de que es difícil y que las oportunidades son realmente distintas. En Chile todavía hay mucha burocracia y no hay entendimiento de lo que se necesita, del concepto real de colaboración.
Nosotros no quisimos perder todo lo que habíamos construido acá. Después nunca más se ha considerado la opción.
Durante los último años el porcentaje de mujeres aceptadas en los programas de doctorado en disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering and Math) es aproximadamente el 41%, ¿qué factores crees influyen en este menor porcentaje de mujeres?
Sinceramente creo que es un problema que viene al menos en parte de la mujer en sí, yo creo que muchas nos tendemos a proteger en la complicación de lo que es ser mujer. Pero cuando una está casada, el hombre pasa por exactamente los mismos problemas y tiene las mismas responsabilidades. Si es que ellos entienden de lo que se trata tu carrera, ellos también tienen que correr al médico cuando el niño se siente mal.
Y uno de los grandes problemas es el publicitar demasiado que las mujeres necesitamos ciertos beneficios que no necesitan los hombres. Decirlo constantemente es muy contraproducente porque las niñas y las mujeres empiezan a esperar que sea más difícil para ellas.
Pero obviamente si no encuentras el apoyo en la familia, si tu marido no te ayuda jamás y tú tienes que estar todos los días a las cinco de la tarde en la casa, es imposible ser exitosa en la carrera que elegiste, menos en una carrera científica.
Que además es altamente exigente…
¡Es altamente esforzada! Uno llega a casa y sigues escribiendo, sigues leyendo, es una forma de vida más que una carrera simplemente. Pero eso no pasa sólo en ciencia, el problema es común a mujeres en posiciones de más alto cargo.
Por ejemplo, cuando se decide poner una sala cuna en las empresas y universidades no es algo sólo para el beneficio de la mujer, eso es una ayuda para los padres, tanto hombres como mujeres. Yo creo que el problema es de educación. Hay que empezar a enseñarle a los niños y hombres que el rol que cumplen no es lo que se veía en el pasado, tienen que entender que tienen que ayudar más. Mi hijo de 13 años acaba de terminar un curso en su colegio en que le enseñaron a cocer a máquina, pegar botones, cocinar, y como tarea tenía que lavarle la ropa a toda la familia tres o cuatro veces, ¡GENIAL!
¿Cuál crees que es el principal aporte de la mujer en la ciencia?
Creo que hay varias diferencias en la forma de hacer ciencia, creo que uno aporta bastante por el puro hecho de ser mujer, por cómo uno aproxima los problemas, como los solucionas, que te preocupa, que consideraciones tomas.
Yo creo que la ciencia necesita de una mayor presencia femenina, la ciencia tiene mucho de razón, mucha cabeza, pero al mismo tiempo uno no puede dejar de lado que hay otros aspectos en los que las mujeres podemos hacer contribuir. Te diría que las mujeres son mucho más prácticas, porque a pesar de todos los logros académicos tú nunca dejas de ser mamá, esposa y dueña de casa, y uno se las arregla para hacerlo todo. Aunque puede ser una desventaja si realmente no tienes la motivación y las prioridades claras.
¿Te has sentido discriminada en por ser latina y por venir de Chile?
Es una pregunta difícil de contestar porque tiene mucha subjetividad. Yo creo que hay una diferencia, ser mujer en ciencia, como ya lo discutíamos es difícil, y no hemos llegado al por qué es difícil.
Es difícil porque este mundo está aún dominado por hombres y a veces es difícil ganar credibilidad. Aún quedan muchos hombres con la idea de que las mujeres no tienen la capacidad intelectual suficiente para hacer este tipo de cosas. Además de ser mujer, ser hispano, es una segunda barrera en cuanto a la credibilidad. Si tú logras demostrar que eres capaz y que estas pensando de la manera correcta y que generas productos y que puedes entrenar gente, la gente no te cuestiona.
Pero el problema es que llegar a ese nivel toma más trabajo que a otra gente. Y yo creo que hay una brecha todavía y hay discriminación inconsciente, una predisposición a que las cosas en Latinoamérica no son tan bien hechas.
¿Cómo has mantenido el balance entre la vida familiar y científica?
¡Es difícil! Te la pasas corriendo todo el día para cumplir los 300 roles de la mejor forma posible. Yo tengo la gran suerte de que mi marido me apoya muchísimo, él hace muchísimo en la casa, y sin ningún issue al respecto. Y no quiere decir que yo no haga nada, pero tengo ese apoyo que es fundamental. Es por eso que pienso que el gran motivo por el que no hay tantas mujeres en carreras que son un poquito más demandantes es por no tener el apoyo en la casa. Para mí eso ha sido importantísimo, nosotros siempre hicimos todo juntos y con eso logramos mantener el balance, estando absolutamente solos sin ayuda de la familia o los amigos.
Y el tiempo pasa súper rápido, mi hijo mayor está por entrar a la universidad a estudiar negocios y el chico, que aún no entra a la media, creo se está inclinando por las ciencias …